El 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer y, por supuesto, no podíamos pasar por alto esta fecha marcada en el calendario.
En un mundo en el que las mujeres se han visto relegadas históricamente a un papel secundario, es momento de tomarnos un respiro y contemplar con júbilo los progresos obtenidos hasta este 2016 desde el punto de vista y el objetivo de la mujer contemporánea.
Los grandes iconos femeninos de la historia se han convertido en referentes para todas las mujeres que, a día de hoy, seguimos luchando orgullosas por equiparar nuestros derechos, y por supuesto nuestros deberes.
Pero en nuestra guerra diaria no cabe duda que nuestro modelo a seguir es otro mucho más cercano…
En este pequeño vídeo elaborado de manos de nuestros compañeros de segundo curso del grado de Comunicación Audiovisual, Alexander Gropp y Soraya González, hemos querido acercarnos a las verdaderas emociones de los protagonistas, capturando sus reacciones y gestos más reveladores. Para ello, hemos cogido una pequeña muestra de hombres y mujeres pertenecientes tanto al alumnado como al equipo de la universidad.
El objetivo de este experimento social es descubrir, las reacciones y los sentimientos que despiertan los diferentes adjetivos que nuestra reportera les irá comentando a lo largo del vídeo, así como desvelar quiénes son las verdaderas heroínas de su día a día y su definición individual del concepto mujer.
Desde nuestro equipo deseamos sumarnos a todas las iniciativas relacionadas con este Día Internacional de la Mujer y transmitir un breve mensaje:
«Queremos que sonriáis, porque ya quedó atrás la época de la sumisión y la obediencia, porque ahora es el momento de sacar pecho por los éxitos cosechados, pero ¡ojo! sin bajar la guardia. Debemos dejar de mirar al suelo, para mirar al cielo, pero ¡ojo! con calma, que aún es mucho lo que queda por hacer, que aún son muchas las mujeres que viven en esa era que nosotras consideramos superada. ¿Qué podemos hacer nosotras? Sencillo. Debemos continuar el gran legado de nuestras, madres, tías, abuelas y demás parentesco femenino, que en su día comenzaron la lucha por obtener ese lugar de valor que nos merecemos dentro de la sociedad.
No importa lo que cueste, porque no importa el camino si lo realizamos juntas. Como solía decir una buena amiga mía: “no te estoy diciendo que será fácil, te estoy diciendo que valdrá la pena”.
Somos esos seres increíbles, diseñados para superarse. Fuertes y sensibles, valientes y luchadoras, pero ante todo, unas guerreras ante la historia que reclaman una vez más su justo lugar.
No importa el lugar, la edad o el color de su piel, no importa cómo fue todo antes, sino cómo será el mañana gracias al esfuerzo conjunto.»