Santander, 19 de junio de 2015
Con la llegada del buen tiempo surgen muchos planes al aire libre y, entre ellos, las reuniones de amigos y/o familiares en torno a una buena barbacoa. En zonas cercanas a la playa, en el campo, en casas con jardín…da igual el lugar, lo importante es compartir un buen rato juntos.
Concentrados en las bandejas de chuletillas y las verduras a la brasa, es fácil que nadie se acuerde de enfriar las bebidas con suficiente antelación para que, llegado el momento, estén fresquitas. Cuando se da esta circunstancia siempre hay alguien que propone echar sal en un cubo con hielos y refrescos para conseguir que estos enfríen más rápidamente.
¿Puede realmente la sal acelerar este proceso? ¿Tiene alguna explicación científica?
La doctora en Química y profesora del grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea del Atlántico María Luisa Sámano explica que en este proceso entran en juego las llamadas “propiedades coligativas”, aquellas relacionadas con las disoluciones que dependen de la concentración y no de la identidad del soluto.
“Al añadir cloruro de sodio (sal común) al agua disminuimos su punto de congelación, lo que hace que el hielo se derrita”. Según explica Sámano, «cuando el hielo se funde se produce un proceso endotérmico para el que requiere captar calor de su entorno».
Volviendo al ejemplo del cubo de refrescos, la pregunta es ¿de dónde se obtiene esa energía? Precisamente de las bebidas que se encuentran a mayor temperatura. Éstas ceden su energía al sistema aportando el calor que necesita el proceso endotérmico para poder llevarse a cabo. En consecuencia, la temperatura de los refrescos disminuye y quedarían listos para consumir fresquitos.
¡Haz la prueba y sorprende a tus amigos!